En la década de 1970, una ola de entusiasmo por la comunicación inalámbrica barrió el mundo, especialmente en Estados Unidos, Mexico, España, Australia y otras partes de Europa. Niños y adolescentes, fascinados por la idea de hablar a distancia sin cables, se apoderaron de radios de mano (conocidos como walkie-talkies) y radios económicos de banda civil (CB, por sus siglas en inglés, Citizens Band). Estos dispositivos, asequibles y fáciles de usar, no solo fueron juguetes, sino puertas de entrada a un mundo de tecnología y comunidad.

Décadas después, muchos de esos jóvenes se han transformado en la «vieja guardia» de la radioafición actual, los veteranos experimentados que mantienen viva la tradición del radioaficionado en todo el planeta. Esta es la historia de esa evolución, un viaje desde la diversión infantil hasta la maestría técnica.
El Boom de la Banda Civil en los 70’s: Un Juguete que Conectaba el Mundo
La banda civil surgió en los años 40’s en Estados Unidos, inicialmente para usos comerciales de corto alcance, pero fue en los 70’s cuando explotó en popularidad. La Comisión Federal de Comunicaciones (FCC) asignó frecuencias entre 26 y 28 MHz para uso personal, con radios de 23 canales inicialmente (que luego se expandieron a 40). A diferencia de la radioafición, que requería exámenes rigurosos sobre electrónica y regulaciones, la CB era accesible: bastaba con una licencia simple (aunque muchos, casi todos, la ignoraban, especialmente los niños).

Para los niños de esa era, los walkie-talkies de baja potencia (como los de 100 milivatios) eran ideales. Estos dispositivos, a menudo vendidos como juguetes, permitían comunicarse con amigos en el barrio sin necesidad de licencia. Marcas como General Electric, Radio Shack, Midland, Motorola o Royce producían modelos económicos que cabían en el bolsillo, y los comerciales de televisión de la época los promocionaban como la forma perfecta de aventura. En Estados Unidos, la crisis del petróleo de 1973 impulsó el uso entre camioneros, quienes usaban CB para evadir controles de velocidad y compartir información sobre combustible. Películas como Smokey and the Bandit (1977) y canciones como «Convoy» (1975) de C.W. McCall convirtieron la CB en un fenómeno cultural.

No solo en EE.UU.: en México, España , Australia, los aficionados experimentaban con radios CB importadas de 23 canales, mientras que en Alemania, la CB se legalizó en 1975 con solo cuatro canales iniciales. En el Reino Unido y otros países europeos, la tecnología se adaptó a regulaciones locales, pero el atractivo era universal: era una red social analógica antes de internet, donde los niños inventaban códigos, apodos y aventuras. Muchos recuerdan organizar «clubes» locales, hablando de todo, desde juegos hasta misterios como el famoso «Lost Boy Larry», un niño que supuestamente pedía ayuda por radio en los 70’s.
La Transición: De la Diversión Casual a la Pasión Técnica
A medida que crecían, muchos de estos niños de los 70’s descubrieron las limitaciones de la CB: potencia baja (máximo 4 watts en muchos países), interferencias y un espectro saturado por el boom. Algunos modificaban sus radios para mayor alcance, agregando amplificadores o micrófonos de potencia, lo que a veces causaba problemas con las autoridades de Telecomunicaciones, pero para quienes buscaban más —comunicaciones globales, experimentación con antenas o incluso satélites—, la radioafición era el siguiente paso lógico.

La radioafición, con raíces en el siglo XIX, ofrecía bandas de frecuencia más amplias (como HF para contactos intercontinentales) y requería licencias que probaban conocimientos reales. Muchos ex-usuarios de CB se motivaron a estudiar para los exámenes, atraídos por la comunidad de Radioaficionados, que valoraba la ética y la innovación. En los 80’s y 90’s, con el declive de la CB (debido a los teléfonos celulares), estos antiguos niños migraron masivamente. Radios vintage de los 70’s, como las Yaesu FT-101, se modificaban para CB inicialmente, pero luego se usaban en la Radioafición tambien.
Anecdotas abundan: en foros como Reddit, veteranos comparten cómo sus CB de infancia les llevaron a licencias de Radioaficionado en la adultez. En comunidades como Facebook, ex-CBers de los 70’s recuerdan pasar de «breaker-breaker» a códigos Morse. Esta transición no fue solo técnica; fomentó valores como la ayuda en emergencias, ya que los radio operadores radioaficionados han sido clave en desastres mundiales.
La Vieja Guardia Actual: Guardianes de una Tradición Viva
Hoy, en 2025, esos niños de los 70’s — ahora en sus 50’s y 60,s — forman la «vieja guardia» de la radioafición global. Son los mentores en clubes como El Radio Club Azteca Dxers o similares en España, Estados Unidos, Canada, Europa y Asia, enseñando a nuevas generaciones sobre modos digitales como JS8Call, Comunicación usando satélites y SDR (Software Defined Radio), repetidores, DMR, AREDN y mucho mas. Su experiencia con CB les dio una base práctica: entienden la propagación de ondas, la construcción de antenas y la etiqueta en el aire.
En un mundo dominado por apps y redes sociales, mantienen la esencia analógica. Eventos como el Field Day, Dias de Campo o concursos internacionales los reúnen, y muchos restauran radios y antenas vintage de los 70’s como hobby.
La radioafición crece, con millones de operadores licenciados, pero la vieja guardia asegura su supervivencia, recordando que todo empezó con un simple walkie-talkie.
Esta evolución ilustra cómo una moda infantil puede forjar pasiones duraderas. De los patios de los 70’s a las torres de antenas actuales, estos pioneros han conectado el pasado con el futuro de la comunicación inalámbrica.
Si tú fuiste uno de ellos, ¿cuál fue tu primer «10-28» ?
Articulo de Mario Arriola
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